Luz roja para bebés azules
El proyecto europeo Tiny Brains desarrollará un aparato de neuroimagen óptica para evaluar el daño cerebral en recién nacidos con cardiopatías congénitas.
Aproximadamente medio millón de bebés, unos 50.000 en Europa, nacen cada año con cardiopatías congénitas (CHD por las siglas en inglés), un defecto estructural en el corazón que afecta drásticamente la vida de los niños y sus familias. Un 25% de estos bebés necesitan cirugía o algún otro tratamiento invasivo durante su primer año de vida. Durante la última década, la supervivencia de los bebés que nacen con estas cardiopatías ha aumentado enormemente, y un 85% de ellos llegan a la edad adulta. Desafortunadamente, casi un tercio de estos niños desarrollan alguna discapacidad, que puede ir desde pequeñas afectaciones cognitivas hasta graves déficits neurológicos. Las dificultades en el aprendizaje son una de las secuelas más frecuentes entre los niños con cardiopatías congénitas, y estas se han convertido en una carga socioeconómica para los pacientes, sus familias y el sistema de salud. Los estudios han demostrado que estas discapacidades en el neurodesarrollo se deben al daño cerebral originado por períodos de falta de oxígeno en el cerebro, que ocurren durante el desarrollo fetal o en la infancia temprana. Para poder cambiar el curso de la enfermedad y prevenir el daño cerebral en los bebés con cardiopatías congénitas hace falta analizar en profundidad esas lesiones, y desarrollar tecnologías punteras que permitan obtener nuevas herramientas de monitorización y control.
Tal y como subrayan Marta Camprubí y Joan Sánchez-de Toledo, médicos del hospital Sant Joan de Déu, “Entender qué pasa en cada momento y para que, dentro de estos cerebros tan vulnerables, nos ayudará a buscar nuevas estrategias para poderlos proteger y mejorar su desarrollo neurológico”.
El cerebro de los recién nacidos es muy diferente al de los adultos. Por eso, los mecanismos subyacentes a las lesiones cerebrales también son distintos, y se necesitan tanto nuevos sistemas de monitoreo como nuevos tratamientos. Este desafío aumenta cuando se trata de niños prematuros.
El proyecto europeo Tiny Brains desarrollará un aparato avanzado de neuroimagen, basado en tecnologías fotónicas y concebido a través de diferentes técnicas, para entender los mecanismos que originan el daño cerebral en pacientes con cardiopatías congénitas.
El coordinador del proyecto Turgut Durduran y profesor ICREA en ICFO, comenta, “El uso de luz infrarroja cercana para evaluar el estado de salud del cerebro es un método muy prometedor. Además, nos da una información crucial, es no-invasivo y puede transportarse. Combinado con electrofisiología, podemos usarlo para entender los mecanismos de lesión a nivel celular, y para poder desarrollar un aparato a pie de cama que funcione como una alarma para prevenir las lesiones”.
La combinación de tecnologías biofotónicas avanzadas con electroencefalografía permitirá obtener un dispositivo de investigación innovador, que medirá el flujo sanguíneo, el metabolismo del oxígeno y la actividad eléctrica del cerebro a la vez. Obtener imágenes tridimensionales in-vivo, como por ejemplo la tomografía, incrementará enormemente la especificidad y la penetración en el cerebro, y aportará por primera vez una resolución espacial a esta clase de mediciones.
El consorcio de seis socios que forma el proyecto trabajará durante los cuatro próximos años. Incluye dos entidades académicas, ICFO como coordinador (España) y la Universidad de Picardie Jules Verne (Francia); el Hospital Sant Joan de Déu (España) que coordinará los ensayos pre-clínicos y clínicos; y las empresas HemoPhotonics (España), BioPixS (Irlanda) y Seenel (Francia).
El proyecto, financiado por la Unión Europea (Grant No. 101017113), es la culminación de los esfuerzos continuados a lo largo de los años con el apoyo de la Fundación Cellex y la Fundación “La Caixa”.